Hubo en la historia un momento
-no era el más adecuado-
Que nos marcó el intrincado
Trazo de un pensamiento
Tú, florecida y radiante
Diáfana, delicada
Y tu sonrisa engastada
Como joya de diamante.
Yo, tan extraño y profundo
Presa de mil emociones
Y sin tener intenciones
De batallar contra el mundo.
Un día nos encontramos
De forma tan sorprendente
Aun entre toda la gente
Nosotros dos nos notamos.
Luego de estar resilentes
Encontramos una excusa
Y de forma muy confusa
Nos hicimos confidentes.
Yo era la voz de remanso
Que te causaba alegría
Tu voz al fin de mi día
Era fuente de descanso.
Éramos tan parecidos
Y a la vez tan diferentes
Esas cosas divergentes
Nos mantenían muy unidos.
Era tan tonto y extraño
Lo mucho que nos quisimos
Que ni siquiera entendimos
Cómo nos hicimos daño.
Yo, cedí presa del miedo
Tú ante los sentimientos
Y muchos remordimientos
Me provocó aquel enredo.
Pero tú lo disfrutaste
Como si fuera perfecto
No le buscaste defecto
Y no lo menospreciaste.
Hoy escribimos historias
Completamente distintas
Aquellas glorias extintas
Claman por nuevas victorias.
Ojalá el tiempo redima
Todos nuestros desengaños
Y que al pasar de los años
Aún nos tengamos estima.
Y aunque terminó la historia
Por mutuo consentimiento
Tampoco yo me arrepiento
De tu agradable memoria.
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