El mundo de hoy en su paso constante
Con sus peligrosas y aviesas tensiones
Conduce al viajero a la senda flagrante
Que afluye en el delta de las frustraciones.
Miras hacia el frente y ves desafíos
La vida no deja de hacerte querer
Dejar en la arena tus fuerzas, tus bríos
Morir en la lona o herido, vencer.
Miras a tus flancos y es evidente
Que poco se nota tu arduo luchar
Tu esfuerzo se pierde entre toda la gente
Que enciende su lumbre buscando brillar.
Y menos alcanzas si tienes conciencia
Para alzar al débil que observas caer
Pues así te atrasas en la competencia
Y hasta tu influencia la sientes perder.
Pero hay un lugar en donde no has mirado
Do tus pensamientos deben contemplar
Y es hacia arriba, en lo más elevado
Donde con tu esfuerzo no puedes llegar.
Verás en la cumbre, sobre las alturas
En trono sublime de excelso fulgor
Vestido de ropas de blanca hermosura
Al Rey de los cielos, Jesús el Señor.
Su santo semblante tan noble y sereno
Sus manos heridas por el pecador
Son muestras fehacientes que exaltan lo bueno
Lo humilde y lo noble que es el Señor.
No hay en su mirada actitud altanera
Es justo y benigno en todo su andar
El no se apresura en ninguna manera
A menos que encuentre a quien ayudar.
Su lucha es en contra de toda injusticia
Un acto indebido no deja pasar
Mas en lo que es justo encuentra delicia
Se digna en la obra más noble ensalzar.
¡Es el más humilde el Monarca supremo!
Con tal actitud el orgullo reprende,
Dios muestra su amor, el amor al extremo
Y solo el que es sabio lo imita y comprende.
Por tanto no mires el duro camino
Ni a los que procuran hacerse sentir
Que el mundo no sea tu anhelo y destino
Sino que cual Cristo anheles vivir.
Que el diario motivo de tus oraciones
Sea más parecerte al noble Jesús
Y en medio de pruebas y de tentaciones
Al mundo en tinieblas reflejes su luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario